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Cada vez que me plagias

27 abril, 2015

 

 

A lo largo de mi carrera periodística y, sobre todo, desde que la enfoqué a la moda y decidí trabajar en mi blog me he dado cuenta de que el periodismo es prácticamente igual que la alta costura. En la industria de la moda se encuentran los grandes diseñadores, los que crean la verdadera haute couture, los que marcan las tendencias, los que crean un producto que sólo el estatus más alto de la sociedad puede permitirse y que propician que surjan imitadores que fabrican un producto copiado pero de menor calidad para que sea accesible al resto de la sociedad. Estos grandes diseñadores serían el equivalente al buen periodista, aquél que tiene afán de trabajo, superación, capacidad de creación y sabe dónde buscar las fuentes, crear noticias de interés para sus lectores y anticiparse al resto de medios en contar qué es lo que está pasando. Pero sin duda, la mejor parte y más satisfactoria es la de lograr que otros deseen imitarle, lo hagan creyendo que no se nota pero sabiendo que lo único que hacen es el ridículo más absoluto.

 

Es entonces cuando empieza el proceso (al igual que en la moda) del prèt â porter (o producción de moda en cadena). Este tipo de periodistas son los que crean contenidos que ya han sido creados previamente, se han leído por miles de personas y han dejado de tener un interés tan elevado como el que tenían cuando el diseñador creó la tendencia. Es todo un ciclo en el que algo nace, se reproduce, envejece y muere. Y los contenidos, al igual que la moda, caducan, con la diferencia de que caducan mucho antes gracias a las grandes posibilidades comunicativas que hay hoy en día. En el momento en que una cadena de ropa o un imitador de contenidos ha creado algo que ya ha sido usado o leído por mucha gente ya no ha ofrecido un producto que a la gran mayoría le genere un interés real; es como la moda low cost, como una prenda de rebajas que ya no saben cómo quitar del almacén para que no se convierta en una pérdida pero que, aún así, dejando a un lado la vergüenza y los escrúpulos, un día la crearon con la esperanza de que tuviera el mismo efecto que ese diseño innovador, provocador e incluso, a veces, obstinado que se atrevió a anticipar el diseñador de alta costura.

 

Esto es lo que sucede cada vez que me plagias, que llegas tarde y ofreces un contenido caduco, marchito. Tu trabajo es una prenda desgastada que sólo generará interés en una minoría y que muy pronto pasará al olvido. Al principio me ofendía, incluso sigue ofendiéndome que me copies, pero cuando me paro a pensar fríamente, es un orgullo que lo hagas porque eso significa que lo estoy haciendo bien. Por eso quiero seguir siendo como soy, trabajadora, una profesional que se levanta cada día con la ilusión y las ganas de sorprender a sus lectores y ofrecerles contenidos únicos y novedosos. Y por eso, me gustaría darte un consejo que, espero, apliques y te sirva en tu día a día: Aún estás a tiempo de intentar convertirte en un diseñador de haute couture, de hecho creía que lo eras hasta que vi que casi todo lo que hacías eran copias de mi trabajo y esfuerzo; pero sé que puedes ser mucho más que un imitador, puedes ser todo lo que te propongas porque tienes tablas para ser un gran profesional, pero para ello deberás tejer humildad, echar horas de trabajo y rematar la faena pidiendo perdón. Así es como a veces también se crean los mejores diseños: Cometiendo errores, reconociéndolos y empezando de cero. Dudo mucho que Dior, Balenciaga o Lagerfeld, por poner un ejemplo, imitasen a nadie… Y eso es lo que les llevó al éxito y provocó que surgiera el mercado de seguidores, el pret a porter y, en definitiva, los imitadores. Por ello, si quieres llegar lejos y que reconozcan tus méritos, cambia de rumbo. Inventa buenos patrones y crearás alta costura. Si trabajas con patrones de otros solo tejerás retales y remiendos. Y esto es lo que me pasa por la cabeza cada vez que me plagias.

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1 comentario

  • Responder Manuel González 27 abril, 2015 at 3:29 pm

    Una exposición magistral; se puede decir más alto, pero no más claro

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