Como ya sabéis, soy periodista y compagino este blog con mi profesión en varios medios de comunicación. Además también realizo alguna colaboración como la que os voy a mostrar hoy, la del anuario de la asociación de la prensa de Alicante. Este año me tocó un tema muy sensible, la inmigración a bordo de una patera y su llegada a las costas españolas. Espero haber podido reflejar la situación tan dramática que viven miles de personas durante años, cada día, para lograr un sueño… El sueño español que, en realidad, no existe…
LA ANTESALA DE LA VERGÜENZA
Inmaculada González
10.000 euros. Eso es lo que valen las vidas en la frontera sur y el precio que pagan muchas personas para lograr el sueño español. Hablo de una de las vías para llegar a las costas españolas, hablo de la travesía en Zodiac. Según el informe del Servicio Jesuita a Migrantes España (SJM) facilitado por el centro CEIMIGRA, “los inmigrantes refieren a precios de hasta 10.000 euros por grupo por embarcaciones capaces de conducir 35, 45, 60 y hasta 70 personas”. Pero hasta que logran reunir ese importe de dinero comienza un periplo que, en ocasiones puede prolongarse hasta uno o dos años, que tiene su inicio en la propaganda de España como un lugar paradisíaco en el que resolverán sus problemas económicos, podrán legalizar su situación fácilmente y encontrar un empleo digno que les permitirá mantener a su familia. Las mafias que hay detrás de las pateras escogen a sus víctimas y las tornan vulnerables mediante promesas que jamás se cumplirán. Ya en el año 2009 salía a la luz una de las fórmulas que empleaban para seducir a estos pobres inmigrantes que, sin saberlo, firmaban un pacto con el diablo. Les enseñaban un cd que contenía imágenes que mostraban instalaciones de los centros de acogida de menores extranjeros; comedores donde aparecían paisanos suyos comiendo y vestidos con ropa limpia; instalaciones deportivas o aulas de estudio donde podrían terminar de formarse educativa y profesionalmente. Era el espejismo de un futuro idílico que les vendían como un mero trámite, rápido, casi sin costes ni riesgos.
Sin duda, algo muy tentador para quien tiene carencias y le convencen de que esa será la solución a sus problemas. Cuando las víctimas han picado el anzuelo empieza realmente la búsqueda incesante del sueño español. Un sueño que muchas veces se ahoga en las aguas del Estrecho y, que en muchas otras, se resquebraja en los alambres de espino de la valla. Según el estudio del SJM “la mayoría de personas migrantes llega a Marruecos desde Argelia por Maghnía y Uxda; y Nador se ha convertido en este momento en el principal punto de concentración de migrantes subsaharianos de paso hacia territorio español” (…) Todos ellos tienen la intención de abreviar su estancia allí en la medida de lo posible, es decir, hasta que reúnan el dinero que deben pagar a la mafia que hay detrás de las pateras “o hasta saltar la valla de Melilla de no ver posibilidad de costear el flete”. Generalmente, los que no consiguen el dinero suficiente se refugian en el monte Gurugú a la espera de una posibilidad para saltar la valla y, el resto, quienes tienen la oportunidad de tener un hueco en una Zodiac, suelen apostar por asentamientos más alejados que se encuentran en el municipio de Selouane, según recoge el informe de SJM.
Es en esos asentamientos donde los caminos se separan y donde la suerte está echada… En el momento que se deciden a cruzar la valla o a subir a una Zodiac se convierten en cifras, en titulares de catástrofes y, en el mejor de los casos, concretamente en 3, en inmigrantes que, o bien se quedan de manera ilegal en España; en inmigrantes que ni pueden legalizar su situación en territorio español y tampoco volver a su lugar de origen; o en esos recién llegados que sufren las llamadas devoluciones en caliente.
Los datos recabados hasta el penúltimo trimestre del año demuestran que, a pesar de los refuerzos de la valla (más bien todo lo contrario, es decir, posiblemente debido a ello) han aumentado considerablemente el número de llegadas irregulares vía marítima respecto a 2013. Según el estudio de la Asociación Comisión Católica Española de Migraciones (ACCEM) de las 72.437 entradas migratorias irregulares en la Unión Europea, 6.645 se hacen a través de España.
Si nos centramos únicamente en el territorio español, las cifras aún son más claras: Según el estudio llevado a cabo por el diario El Confidencial, “Almería ha multiplicado casi por cinco el número de llegadas a sus costas y Cádiz, debido a los más de mil inmigrantes que cruzaron el Estrecho en tres días durante el mes de agosto, ha multiplicado sus cifras por tres”. Si nos basamos en los datos facilitados por Salvamento Marítimo, el número de inmigrantes llegados hasta septiembre de 2014 respecto al año anterior son esclarecedores. En Cádiz han llegado 1.627 inmigrantes en 2014 frente a los 566 de 2013; en Almería y Granada la cifra es de 621 en 2014 frente a los 128 del año anterior; En la zona de Murcia 39 frente a los 24 de 2013; Y los datos de 2014 en la Comunidad Valenciana y Canarias en lo que va de año suman 79 y 93 respectivamente. Concretamente, en la localidad de Alicante desde el año 2007 hasta la actualidad, Cruz Roja ha atendido a 277 personas, cifra que se alcanzó en el mes de agosto tras la interceptación de cuatro pateras con 30 inmigrantes a bordo.
Pero los datos no sólo revelan el infierno que viven ciertas personas para arriesgar sus vidas y tocar suelo español, un suelo que muchos besan al llegar sin saber que están besando al mismísimo Judas, sino algo mucho más revelador: Es la antesala de la vergüenza, el preludio de unas actuaciones, en ocasiones, de dudosa ética legal y moral por parte de las autoridades; es el reflejo de un racismo y xenofobia instaurados en diversos sectores de la sociedad; es la impresión de titulares con connotaciones poco acertadas como “oleada”, “invasión”, “llegada masiva”… que destilan marginación, alarma y que se traducen en exclusión social y rechazo. Y, por supuesto, es la imagen de una España que nunca apareció en aquél cd que les mostraron al sur de la frontera.
Cerramos el año con un sabor amargo, con vidas que naufragaron en busca de un sueño, con personas que todavía están en tierra de nadie luchando por sus derechos… Con mafias que siguen engañando a personas al sur de la frontera, con derechos humanos que no son del todo respetados… Terminamos la historia de este 2014 con muchas cuestiones sin resolver, con muchas tareas pendientes y entre ellas, con una pregunta que deberíamos plantearnos e intentar responder, por lo menos, en este nuevo año 2015: ¿Cómo hemos llegado a esta situación?
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