El otro día hablando con una buena amiga me dijo algo que me hizo pensar… Tras cierto tiempo con su pareja la relación se había roto y, ella, sin entender todavía muy bien por qué había pasado eso me dijo indignada algo así como: «Lo he estado formando, amoldando, he invertido mi tiempo en conocerle, en que me conozca; me he estado acostumbrando a sus manías, le he dicho lo que me gusta, he aguantado de él lo que no me gusta tanto y ahora resulta que pasa lo mismo que en los contratos de formación, se ha ido cuando estaba a punto de superar el periodo de prueba» ¿Tenía razón mi amiga? ¿Las relaciones también son un trabajo? En parte sí… Y os lo voy a demostrar en base a las conclusiones que he llegado (junto a mi amiga, por supuesto):
- ANTES DE LA FIRMA DEL CONTRATO:
Por alguna extraña razón del universo resulta que conoces a alguien, igual que puedes encontrar un trabajo… Has echado tantos curriculums amorosos que, proporcionalmente, casi superan a los que te han llevado a encontrar ese trabajo que nada tiene que ver con tu carrera. Sí, hay intrusismo profesional y también, intrusismo amoroso… Por lo que, en ocasiones, ni trabajamos en lo que nos gustaría y tampoco encontramos al hombre ese que hemos fabricado en nuestros mejores sueños…
Sin embargo, cuando llega ese hombre que, al igual que en tu primer trabajo relacionado realmente con tu profesión, te interesa de verdad entra en juego la firma del contrato.
¿Qué quiere decir esto? Que no quieres que sea tu ami-novio, tu «amigo» o como se llame… quieres que sea formalmente TU NOVIO, y con mayúsculas (como veis) pero, antes de firmar ese contrato de amor en letras capitulares con un final feliz y una nómina desbordante de amor tendrá que superar (como tuviste que hacer tú con ese empleo mal remunerado pero que cumplía tus expectativas) el denominado y eterno periodo de prueba.
- EL PERIODO DE PRUEBA Y CONTRATO EN FORMACIÓN:
A diferencia de los trabajos, donde un periodo de prueba puede durar alrededor de dos o tres meses, en las relaciones ese periodo de prueba se prolonga indefinidamente. ¿Cuándo sabemos que alguien es el amor de nuestra vida? ¿Cuándo realmente conocemos a esa persona? ¿Cuándo tenemos claro que «es él» y solamente él? Pues bien, eso no está escrito chicas, pero por lo que hemos ido comprobando el periodo de prueba está a punto de finalizar cuando ya has descubierto que ronca, ha vomitado a tu lado tras una noche de fiesta con sus amigos, cuando te toca «comerte con patatas» esos hobbies que detestas, cuando se tira el primer pedo (y a partir de ahí, uno tras otro), y cuando lo quieres tanto que a veces lo matarías porque te saca de quicio pero no lo haces porque… en el fondo es adorable.
Ya lo tienes claro… es el momento en el que le vas a confesar que sin él no puedes vivir… pero… ahora pueden suceder 2 cosas: que supere el periodo de prueba y seáis felices para siempre o que «tu trabajador» desee abandonar el barco tras unos meses de intensas críticas, altas expectativas y una nómina con pagos atrasados…
- EL CONTRATO POR OBRA Y SERVICIO
Tan sencillo como eso: Se acabó «la obra», se terminó «el servicio». Al igual que en un trabajo puedes prescindir de tus trabajadores cuando ya no los necesitas, también puedes hacerlo en una relación. ¿Ese príncipe azul, ese chico que prometía ser como el de 50 sombras de Grey, ese caballero, galán y detallista ya no es lo que era? Bienvenida a la realidad, se ha quitado la máscara tras el periodo de prueba y, ahora, con este tipo de contrato puedes decidir qué hacer con él. ¿Te compensa? ¿O ya sólo discutís y os quejáis?
En esta fase habrás descubierto más cosas de él… Puede que tu chico crea que la casa la limpian por ciencia infusa unos duendes verdes que, también, ponen la lavadora, planchan, tienden, cocinan… También puede que una noche en la que le pediste que te hiciera «piecitos» en vez de encontrar un calor confortable te topases con una zarpa digna de un trol de los gnomos. En estos casos yo recomiendo encarecidamente suspender la obra para que no haya más servicio de «zarpazos» nocturnos y comenzar de cero con otro trol-príncipe…
Pero también cabe la posibilidad de que ese hombre que era maravilloso durante el periodo de prueba siga siéndolo y te haga el desayuno, te doble la ropa e incluso te quite esa mancha del jersey que sólo tu madre sabe cómo hacerlo. También puede que te abrace cada noche, que te susurre cosas bonitas al oído y que estés viviendo junto a él la historia más bonita del mundo. Entonces se merece un aumento de sueldo y una estabilidad laboral digna de un gran empleado. Pasemos al contrato indefinido…
- EL CONTRATO INDEFINIDO
Si has sobrevivido a los otros tres puntos y has conseguido llegar estoicamente al contrato indefinido estás de enhorabuena (o no)…
Recuerdo cuando firmé mi primer contrato indefinido. Ya podría comprarme un coche, una casa, hipotecarme como cualquier ser mortal y, por supuesto, luchar para que no me despidieran durante el resto de mi vida. Sí, desgraciadamente el contrato indefinido también puede romperse y quedarnos en «braguitas».
Con las relaciones sucede lo mismo… Te vas a vivir con él, planeas un futuro juntos, quizás una boda, probablemente hijos, y todo ello conlleva firmar muchos más contratos: separación de bienes, más hipotecas para cambiar de coche, de casa, hacer una reformita para crear un auténtico nido de amor… Y de repente nos damos cuenta de que… No podemos salir porque no hay dinero, porque lo han echado del trabajo, los niños son demasiado pequeños todavía o porque, tú ya no te ves tan guapa como antes… ¿Nos deterioran los contratos indefinidos?
Según las empresas sí, de hecho, muchas de ellas comparten la filosofía de cambiar a sus empleados indefinidos de ciudad cada cierto tiempo, moverles de su puesto de trabajo, volverles a formar para aprender nuevos conceptos y así, generarle nuevos intereses… ¿Por qué no hacemos lo mismo en el ámbito de la pareja?
Chicas, depilaros, no porque llevéis un montón de años juntos significa que esos pelacos se han vuelto invisibles… Chicos, nada de pedos, no nos gustan, no nos hacen gracia y, por supuesto, huelen mal (el contrato indefinido no les da el poder de oler a ambipur). Parejas, salid, disfrutar del día a día y dedicaros tiempo. ¿De qué sirve tener una casa gigante, un coche lujoso o unos muebles de diseño si luego no podéis disfrutar de los demás placeres que os ofrece la vida?
En resumen, que un contrato indefinido no garantiza la seguridad eterna, así que, al igual que en el trabajo, si no queremos que nos despida nuestro trabajador particular al que le hicimos pasar un periodo de prueba y un contrato por obra y servicio, trabajemos día a día en nuestra relación.
- LAS CLÁUSULAS ADICIONALES DEL CONTRATO
Si ya os habéis plantado aquí, que es el final de esta vida laboral-amorosa, es porque habéis superado la rutina, las discusiones, el empalagosismo de los primeros meses y sobrevivido a las discusiones resacosas y demás… Ahora toca trabajar en las cláusulas adicionales de ese contrato indefinido para que comprendáis, sobre todo, que al igual que en un trabajo se curra en equipo pero, también individualmente, en una relación de pareja siempre (y cuando digo siempre es SIEMPRE) tenéis que ser dos personas individuales que trabajan y se complementan en equipo. Esa es la cláusula principal. No olvidar el individualismo, nuestros propios placeres, hobbies, amigos, escapadas… Porque si nos fusionamos (cosa que hasta el momento creo que no es posible pero hay quien se empeña en intentarlo) uno de los dos queda anulado y sometido al otro. ¿Y qué sucede? Que queremos romper el contrato porque las condiciones ya no son tan buenas como antes…
¿El resto de cláusulas? Esas las tenéis que escribir vosotras en función a vuestra forma de ser y de la de vuestra pareja… Yo sólo soy una periodista que mantuvo una conversación con una amiga…
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