Artículos

Los «veintitreinta»

29 noviembre, 2014

Si tras mirar unas fotos de cuando tenías veinte años has creído que estabas igual pero cuando te has mirado al espejo te has dado cuenta de que no… O si los temas de conversación con tus amigas han cambiado tanto que el sexo loco y desenfrenado ha pasado a ser sobre bodas y niños… O si ese pastel que antes te comías y seguías hecha una sílfide ahora se convierte en un amasijo de calorías que se te pegan donde más odias… Tú también eres una de los «veintitreinta» y te encantará leer este artículo…

1. EL ESPEJO

Tras pasar una tarde con mis amigas (en casa) repasando historias de cuando éramos «jóvenes» se me ocurrió sacar un álbum que contenía auténticas reliquias de nuestras quedadas y fiestas…
Estábamos monísimas… Algún modelito que otro era un tanto hortera pero con esa cara joven, sin ojeras, pelo deslumbrante y un cuerpazo de infarto la ropa era lo de menos, nos quedaba todo bien.
Que si copita en una mano, cigarrito en la otra, pintalabios en el baño, bailes hasta la madrugada… ¡Menudo recopilatorio! Y lo mejor de todo es que incluso a las tantas de la mañana salíamos bien en las fotos…
A raíz de eso se nos ocurrió rememorar otro momento de amigas y fotografiarnos a todas juntas de nuevo… ¿De verdad seguíamos igual que cuando teníamos 20 años?


Todas lo pensamos pero ninguna dijimos nada… Intentamos seguir la conversación como si eso no hubiera pasado y cambiar de tema lo más rápido posible. (Ninguna estábamos dispuestas a decir: sí, nos estamos haciendo un poco más mayores y hemos sufrido algunos cambios físicos y psíquicos). Pero se notaba en el ambiente… Estábamos jodidas.
Cuando me quedé sola me miré detenidamente en el espejo, no sin tener a mano una foto de mis queridos 20 años. (Apuesto lo que sea a que mis amigas también lo hicieron). Empecé a ver algunas diferencias… El cuerpo era como de otra manera… No estaba mal pero había cosas que antes no estaban… Y lo mismo en la cara y el pelo… Haciendo un repaso encontré: canas, patas de gallo, estrías, celulitis, un flotador que había aparecido para que no me hundiera (del susto, supongo) y algunas marcas como de granos que antes no tenía…
¿Pero qué había pasado? ¡Si yo me veía bien hasta que me comparé con las malditas fotos!
Intenté entenderlo pero me costaba y repateaba tantísimo, que me autoconvencí de que ese día estaba cansada y no era el mejor momento como para ver si estaba igual que con los 20. Era mejor seguir un tiempo engañada e intentar comprarme todas las cremas posibles, tratamientos de belleza y demás para que en la próxima quedada con mis amigas (a la que nos íbamos a estudiar el paso de la edad detenidamente, estaba más que claro) el paso del tiempo se hubiera detenido conmigo.
Evidentemente no pasó, los milagros no existen y… Chicas, sí, hemos llegado a los veintitreinta…
Ahora somos mujeres reales, con defectos pero también con muchas más virtudes. Más curvas, más estilo vistiendo, caminando… Mejor maquilladas, peinadas y, por supuesto, mejores amantes… Igual no está tan mal esto de los veintitreinta…

2. LAS SEMANAS

Otro café entre amigas, éste en un chill out cercano a la playa…
La conversación me empezó a sonar a chino. No sé si era el ambiente asíatico del sitio o si era el blody mary que me estaba bebiendo… Pero ahora el tiempo ya no eran días, ni la semana pasada, ni qué haremos el finde que viene. Ahora eran cosas concretas como:
De 32 semanas… Si quiero… Será el 22 de julio… Yo, de beber, 1 tónica… (frente a lo que decíamos hace aproximadamente un año: dentro de un mes viaje de amigas; si, quiero salir este finde; de beber… copas para todas…)
¿De qué estábamos hablando?
Sí, todas lo sabemos… ¿Pero ya estamos en esa fase? ¡Si hace días estábamos mirándonos ansiosas de volver a tener 20 años!
Jodidos veintitreinta… ¿O no?

3. KILOS, OJERAS Y RESACA

Las que no hemos llegado a admitir que estamos en los veintitreinta, intentamos recuperar el tiempo perdido y… vamos al gimnasio, nos cuidamos, intentamos comer bien…
Pero también queremos ser buenas profesionales, novias, mujeres y… resulta que todo no se puede.
El gimnasio no hace efecto (no nos engañemos) si luego nos comemos un pastel bien grande, o si vamos un día y hasta la semana siguiente no volvemos. Es más… ¿Os habéis dado cuenta de que ahora se «nos pegan» cosas que antes comíamos y no nos afectaban para nada?
Antes íbamos al trabajo habiendo dormido 3 horas y con agua fresca, antiojeras y un poco de maquillaje estábamos magníficas. Ahora tenemos estrés en un trabajo que nos tomamos en serio y el paso del tiempo y las largas jornadas laborales pasan factura. Además, nos encontramos con un nuevo inconveniente: Ese maquillaje y antiojeras que antes nos hacía efecto… Ahora resulta que no puede ocultar el cansancio (ni la resaca).
Los tacones…. Sí, esos que te ponías hace un par de años y que caminabas con ellos horas, e incluso salías de marcha con ellos porque eran los más cómodos… ahora te parecen insufribles y te metes las bailarinas en el bolso (por si acaso mueres con ellos).
Y la resaca…. Casi mejor no hablar, que me mareo solo de pensarlo… ¿A vosotras también os dura mucho más que antes?

4. HORAS Y ZONAS DE MARCHA… ¿MARCHA?

Hace un par de años: ¡Quedamos a las 22, cenamos cualquier cosa y nos vamos de marcha… A darlo todo!
A los veintitreinta: Quedamos mejor para comer, en un sitio tranquilo y que pongan buenos platos. Luego nos damos una vuelta «light» por el tardeo y pa´ casa. Ah! y nada de garrafón… Ya sabéis… la resaca, post resaca y el recuerdo de la resaca…

Hace otro par de años: ¿Por dónde salimos hoy? Estaría bien algo que esté «petado» de gente, que pongan «musicón» y que cierre tarde, vamos, por la mañana.
A los veintitreinta: Podríamos dar una vuelta por el mercado para tomar unas cañas y ver el ambiente… Luego, si eso, nos pasamos por la zona de Castaños a ver qué se cuece y poco más…

De nuevo, hace un par de años: ¡Buah, que fiestón ayer! Tengo resaca pero eso con un café y una siesta, solucionado. Esta noche salimos otra vez, más y mejor.
A los veintitreinta: Dios, qué resacón, me voy al baño a llamar a Juan y a toda su familia… Pufff pero es que levantarme… Ya no salgo hasta dentro de un mes…

5. CONCLUSIÓN

1. Admitámoslo, nos queda nada o hemos cumplido ya los 30.
2. Vale, no tenemos el cuerpo de los 20 años… Pero estamos geniales… Hemos ido al gimnasio, nos hemos puesto cremas, nos hemos cuidado…. Tenemos más curvas y, sobre todo, nos sabemos sacar más partido.
3. Vestimos mucho mejor. Hemos definido nuestro estilo y vamos acordes a nuestra edad: sexys pero a la vez, prudentes y glamurosas.
4. Nos maquillamos de forma natural y resaltamos las zonas de nuestro rostro de manera proporcionada y adecuada. Antes… pintábamos lienzos, no nuestra cara.
5. Hemos aprendido a comer mejor, a degustar los platos y también, por supuesto, a disfrutar de un buen vino.
6. Somos mucho más cultas, tenemos pensamientos y opiniones firmes, coherentes y razonadas. Nuestros temas de conversación ahora abarcan temas sociales, políticos y económicos y exponemos ideas en común.
7. Ahora sabemos lo que queremos y también lo que no querríamos ni en pintura.
8. Nos marcamos nuevas metas y retos. Ahora somos más ambiciosas y constantes.
9. Ahora tenemos más experiencia. Nos tomamos las cosas con otra filosofía y vemos la vida desde otra perspectiva.
10. En resumen: Que somos más guapas, más listas, interesantes, cultas y divertidas. Con las ideas claras y vistas a futuro. Está claro, los 30 resulta que no van a ser tan malos…
CHICAS…. ¡BIENVENIDAS A LOS TREINTA!

Entradas relacionadas

No hay comentarios

Dejar una respuesta

error: